“(Los
libros nos recuerdan constantemente
el
generoso comportamiento de los lobos
que
no matan al enemigo derrotado)”
Hanna
Arendt
Gracias,
Josep.
El
teclado, las uñas, lo que
puedas
compartir; el peligro,
la
tostadora, mis ingles; el perímetro,
el
terremoto, el aullido; la geografía
del
gemido, pan, pan; perdido,
sometido,
líquido; las botellas
sin
hueco, los ladridos enfermos,
la
maleza; venir aquí, todavía aquí; al fondo
de
la llanura;
el
héroe hacia la nada, pero el héroe; cuando
duele,
cuando sangra, cuando llora;
todavía
aquí, siempre aquí; las vocales,
las
linternas, las pestañas; la suavidad,
el
otoño, y lo que queda del tiempo;
triturar
el sueño, calentar el alba; añadir,
reponer;
quitar; el destino, la boca,
difíciles;
el nervio hacia el fin,
las
palabras torcidas, mañana triunfaremos;
el
cuerpo tendido, añorar la tierra; volver,
estar,
amor; ni la tormenta podrá;
he
llegado a mi estómago con dientes húmedos;
dormir
para despertarse; la música;
una
canción que es grito, que es ternura
que
se hunde sin nombre;
los
pactos cuando temblábamos,
el
oxígeno cuando asfixia; perseguidos;
si
son las persianas, las ventanas, o el mundo;
el
mar decide, el mar exige:
“deja
que entre la Naturaleza”; como Juan
Gelman
el
amor es lo que me hace ir
contra
la muerte.
Q.